Confinado narra odisea de reos que se ahogaron en Arecibo
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Confinado narra odisea de reos que se ahogaron en Arecibo
martes, 27 de marzo de 2012
Actualizado hace 2 horas
(creado 08:44 p.m.)
Los confinados gritaban, pedían misericordia y hacían expresiones de arrepentimiento al mismo tiempo en que la guagua del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) en la que viajaban se llenaba de un agua tan turbia que no les permitía ni verse los rostros. Así lo describió Carlos Díaz, uno de los dos confinados que sobrevivieron al accidente en el que murieron ocho reclusos.
Díaz fue el segundo testigo presentado hoy por el fiscal de distrito, Wilson González, en el Centro Judicial de Arecibo durante el juicio por homicidio negligente contra Héctor Cruz Santiago, oficial del DCR que conducía esa guagua.
“Todo el mundo estaba gritando que no pasara pero el chofer siguió”, declaró Díaz sobre las manifestaciones que los sumariados le hacían al chofer del vehículo. “Sabíamos que íbamos a morir si caíamos ahí adentro”, puntualizó.
El confinado dijo que frente al área inundada, donde también bajaba un chorro de agua fuerte, estaban detenidos cuatro vehículos que posteriormente se estacionaron a la derecha. Entonces, Cruz Santiago los rebasó y entró al tramo de la carretera inundada.
Díaz dijo que el conductor se mantuvo a la derecha de la vía, pero que de repente se escuchó un cantazo, la guagua comenzó a inclinarse hacia la derecha, cayó en un área más profunda y se hundió hacia el frente y luego quedó tapada por el agua.
“El nos mandaba a callar… pero se bajó del vehículo” cuando la corriente se lo llevaba, señaló el testigo.
Díaz dijo que estaba sentado en el asiento detrás del conductor. Como fue el área que comenzó a inundarse, aún cuando estaba esposado de pies y manos brincó todos los asientos hasta que pudo acomodarse en una esquinita en la parte posterior de la guagua en la que podía tomar oxígeno.
Luego sintió que caminan sobre la capota de la guagua y que daban golpes sobre el vehículo. Se trataba de personas que abrían un hueco para sacarlos del vehículo. Solo Díaz y Jason Santiago fueron rescatados con vida.
“Los otros nueve estaban muertos”, recordó el testigo.
Díaz dijo hoy que el acusado se negó a quitarles las esposas, pero el abogado Ivandeluis Miranda le leyó parte de su declaración jurada, presentada cercana a los hechos, en la que informó que fue el oficial penal que iba como pasajero quien rechazó quitarles las esposas y que había sido Cruz Santiago quien lo liberó.
El testigo alegó que el acusado no hizo nada durante el rescate y que se mantuvo agarrado de la parte trasera del vehículo que se hundía en una charca en el sector Córdova del barrio Sabana Hoyos, en Arecibo.
Mañana el juicio jurado continúa en la sala de la juez Mabel Ruiz en el centro judicial arecibeño.
Actualizado hace 2 horas
(creado 08:44 p.m.)
Los confinados gritaban, pedían misericordia y hacían expresiones de arrepentimiento al mismo tiempo en que la guagua del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) en la que viajaban se llenaba de un agua tan turbia que no les permitía ni verse los rostros. Así lo describió Carlos Díaz, uno de los dos confinados que sobrevivieron al accidente en el que murieron ocho reclusos.
Díaz fue el segundo testigo presentado hoy por el fiscal de distrito, Wilson González, en el Centro Judicial de Arecibo durante el juicio por homicidio negligente contra Héctor Cruz Santiago, oficial del DCR que conducía esa guagua.
“Todo el mundo estaba gritando que no pasara pero el chofer siguió”, declaró Díaz sobre las manifestaciones que los sumariados le hacían al chofer del vehículo. “Sabíamos que íbamos a morir si caíamos ahí adentro”, puntualizó.
El confinado dijo que frente al área inundada, donde también bajaba un chorro de agua fuerte, estaban detenidos cuatro vehículos que posteriormente se estacionaron a la derecha. Entonces, Cruz Santiago los rebasó y entró al tramo de la carretera inundada.
Díaz dijo que el conductor se mantuvo a la derecha de la vía, pero que de repente se escuchó un cantazo, la guagua comenzó a inclinarse hacia la derecha, cayó en un área más profunda y se hundió hacia el frente y luego quedó tapada por el agua.
“El nos mandaba a callar… pero se bajó del vehículo” cuando la corriente se lo llevaba, señaló el testigo.
Díaz dijo que estaba sentado en el asiento detrás del conductor. Como fue el área que comenzó a inundarse, aún cuando estaba esposado de pies y manos brincó todos los asientos hasta que pudo acomodarse en una esquinita en la parte posterior de la guagua en la que podía tomar oxígeno.
Luego sintió que caminan sobre la capota de la guagua y que daban golpes sobre el vehículo. Se trataba de personas que abrían un hueco para sacarlos del vehículo. Solo Díaz y Jason Santiago fueron rescatados con vida.
“Los otros nueve estaban muertos”, recordó el testigo.
Díaz dijo hoy que el acusado se negó a quitarles las esposas, pero el abogado Ivandeluis Miranda le leyó parte de su declaración jurada, presentada cercana a los hechos, en la que informó que fue el oficial penal que iba como pasajero quien rechazó quitarles las esposas y que había sido Cruz Santiago quien lo liberó.
El testigo alegó que el acusado no hizo nada durante el rescate y que se mantuvo agarrado de la parte trasera del vehículo que se hundía en una charca en el sector Córdova del barrio Sabana Hoyos, en Arecibo.
Mañana el juicio jurado continúa en la sala de la juez Mabel Ruiz en el centro judicial arecibeño.
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